domingo, 24 de noviembre de 2013

BUITRE LEONADO: LA MUDA Y LA DETERMINACIÓN DE LA EDAD. TERCER AÑO.

La cosa comienza a complicarse. Ahora, no sólo hay que diferenciar las plumas juveniles de las adultas sino que, además, hay que diferenciar generaciones de plumas mudadas de un año para otro. Para eso, primero, debemos tener en cuenta que los buitres no suelen mudar en invierno. Los individuos de segundo año acabaron de mudar en noviembre, parando en diciembre. En enero son ya de tercer año de calendario. 
Durante el invierno, al menos en nuestras latitudes, los días son cortos, suele llover y nevar con interminables jornadas en las que los temporales azotan las montañas, y los buitres deben permanecer estoicos días enteros sin poder alimentarse y guardando sus reservas para hacer frente al frío y la humedad. En tales circunstancias, la energía debe guardarse para mantenerse vivo y no puede derivarse en el proceso de muda.

En la foto de abajo se muestra un grupo de buitres empapados, un día de un intenso temporal de lluvía y granizo. Aún así, acudieron a comer aprovechando un claro, tras varios días seguidos de lluvia continuada.


Por lo tanto, ningún ejemplar, salvo casos raros, va a arriesgarse a mudar en invierno, pasando enero, febrero y marzo guardando energías en el caso de los juveniles, mientras que los adultos las dedican a la puesta e incubación (eso lo veremos más adelante).

Por lo tanto, en estos 4-5 meses que han pasado entre que la última pluma creció y la de la siguiente temporada comienza a salir, las plumas han sufrido un acusado desgaste por parte de los elementos. De tal forma que existe una clara diferenciación de color, tono y desgastes entre las plumas.

En la foto de abajo se observa una gran variación de tonos y de desgaste entre unas plumas y otras. Eso es lo que vamos a tener que aprender a ver si queremos determinar la edad con precisión de los buitres y otras rapaces. Por ejemplo, en el medio hay una pluma oscura, con el borde liso, sin flecos (hay otra detrás más oscura, nuevita, pero desflecada por la posición). La que está a la izquierda está levemente más clara, pero con el borde liso, mientras que la de la esquina de la izquierda es aún más clara y se ve que el borde está dentado debido al desgaste. Además, se observan grupos de malófagos (pequeños insectos que se alimentan de las plumas) que aceleran el proceso de desgaste.


Cuando uno tiene un buitre en la mano y le abre el ala con sus 35 rémiges, puede parecer imposible diferenciar entre desgastes y colores, pero el caso es que es más sencillo de lo que parece y sólo hace falta un poco de práctica.

Dicho esto, sigamos adelante con los buitres de tercer año. Llegamos a abril con el plumaje que dejamos a los individuos de segundo año, pero más desgastado. Los ejemplares de tercer año, como el de la foto, presentan un manto arlequinado con plumas juveniles muy desgastadas y plumas de adulto de dos tonos de marrón: las que mudo durante el año pasado y las que ha comenzado a mudar en esta nueva temporada. En la foto se puede ver alguna corbetora más oscura y brillante. Estas anuncian la muda.


En la foto anterior (de junio), además, se observa como el pico sigue siendo negro, aunque comienza a clarear por la punta, el rirs ya no es negro o marrón oscuro, sino que empieza a aclararse ligeramente y la gorquera sigue presentando las mismas plumas marrones, largas y lanceoladas.

En la foto de abajo se observa el detalle de la cabeza de un tercer año, pero en septiembre. El pico sigue aclarándose por la punta y el iris es de un tono achocolatado.


El mismo ejemplar, pero con una vista más extensa, en donde se aprecia que sigue conservando todas sus plumas juveniles de la gorquera.


En cuanto a la muda de las plumas de vuelo, los ejemplares de tercer año comienzan su segundo periodo de muda a finales de abril. Lo normal es que continuen con el proceso de muda, allá donde lo dejaron en noviembre del año anterior (cinco meses atrás). Sin embargo, algunos ejemplares (38,6%) vuelven a tirar la P1. Esto es lo que se conoce como muda en oleadas: mientras van acabando con la muda anterior, una segunda oleada de mudas comienza por el principio. Sin embargo, en el caso de los buitres esto no es del todo cierto, ya que no continuan con la "ola", sino que se quedan con la muda ocasional de la P1 o a veces la P2. Además, no sabemos si los que mudan la P1 son aquellos que la dejaron colagada el año anteior. Por lo que la definición de muda en oleadas deberá ser tomada con mucha cautela.
En la figura de abajo se muestra la muda del ala de los buitres de tercer año. Las plumas grises son las que mudó en su segundo año y la splumas negras son las que ha mudado en su tercer año. Estos son datos promedios, de forma que la extensión del color, respecto del total de la pluma, indica el porcentaje de individuos que ha mudado esa pluma. Por ejemplo, la P3 la mudan todos los ejemplares de segundo año, mientras que la P6 la mudan todos los de tercer año; la mitad de los de segundo año alcanzan a mudar la P4, que es la primera que van a tirar al tercer año, no quedando ningún ejempalr de tercer año con esta pluma colgada, salvo casos raros. La extensión de la muda va a depender del estado corporal del individuo, siendo normal que casi todos muden la P7 al final de la temporada y un tercio de los ejemplares muden la P8 y la P9, llegando alguno (31,2%) a completar el ciclo con la P10. 
Por término medio, los buitres de tercer año mudan 8 primarias (considerando ambas alas) a lo largo de la temporada.
Las secundarias, sin embargo, llevan un pequeño retraso con respecto a las primarias debido a que los ejemplares de segundo año apenas habían mudado unas pocas. Por término medio, en su tercer año, van a mudar 24 secundarias (considerando las dos alas).
En resumen, los ejemplares de tercer año mudan un promedio del 40% de las primarias y del 48% de las secundarias.



En la siguiente foto muestro el ala izquierda de un buitre (4UA), el 13 de agosto de 2005. Las flechas verdes muestran las plumas retenidas de pollo (del año 2003, cuando nació), las azules muestran las plumas mudadas en su segundo año de calendario (2004) y las negras muestran las mudadas en la temporada de 2005, que sigue en proceso. Fiajaos que la P7 está creciendo a los 4/5, y que la P1 la ha mudado este año ("¿nueva oleada?"). La S3, S11, S12 y S14 están creciendo, aunque en la foto se aprecian sólo las S11 y 14.
Las infracobertoras alares, al contrario de lo que pasa con las cobertoras mayores y primarias (del dorso), se mudan de golpe, sin relación con las primarias ni secundarias. De hecho, a veces se ve buitres que han tirado casi todas estas infrabobertoras de golpe.



Si miramos el mismo individuo, pero por el dorso (ala derecha), vemos como no resulta tan fácil apreciar los cambios de color y tono. Sin embargo, por el dorso tenemos muchas pistas que nos ayudan a confirmar dudas que podríamos tener. Así, observamos las plumas retenidas de pollo (flechas verdes), pero también vemos que a estas les acompañan cobertoras mayores y cobertoras primarias sin mudar, de patrón juvenil. Recordad que estas cobertoras se mudan a la par o un poco antes que sus respectivas rémiges.
Aquí vemos que la P7 también está creciendo, a 3/5, la P1 está escondida, pero es nueva, y tiene secundarias en crecimiento, que en mano las identificamos como la S3, S12, S15 y S19. Por lo tanto, este ejemplar lleva una muda muy activa creciendo a la vez una primaria y cuatro secundarias de este ala, y en lo que lleva de temporada ha mudado otras 3 primarias y seis secundarias de este ala. Por lo tanto, a final del verano ha sido cuando ha cogido velocidad.


Al final de su tercer año de calendario, en diciembre, vemos que la muda de ambas alas ha resultado ser más o menos simétrica, siendo la simetría de un 90% en primarias y de un 85% en secundarias.
Estos ejemplares, en diciembre van a tener dos generaciones de plumas de adulto con una diferencia de color y desgaste entre ellas, y una generación de plumas juveniles, muy claras, deslavadas y desgastadas, rotas y desflecadas.

domingo, 10 de noviembre de 2013

BUITRE LEONADO. LA MUDA Y LA DETERMINACIÓN DE LA EDAD: SEGUNDO AÑO

Para no perderse en lo que va a venir en las siguientes entradas, comienzo con los conceptos básicos de las plumas del buitre que voy a usar para el patrón de muda. Como todas las rapaces, los buitres presentan 10 primarias, que se enumeran como aparece en la imagen de abajo (imagen realizada por Luis Palomares). Por el contrario, el buitre leonado es la rapaz con mayor número de secundarias del holártico, un total de 25 en cada ala. 

Cuando realizo el patrón de muda de una rapaz, y en el caso del buitre no lo es menos, pongo las llemas de los dedos en el nacimiento de la P10 y voy avanzando hacia dentro del ala, siguiendo con la vista cada una de la pluma y con los dedos tocándola para detectar huecos. Si no se hace así, resulta muy fácil colarte plumas, sobre todo secundarias. Yo suelo ir cantando el año en el que ha sido mudada cada pluma, así como el estado de crecimiento en fracciones de quintos. Luego, en la base de datos las paso a los códigos de muda habituales. De esta forma, resulta difícil equivocarse y fácil corregir los errores.


Los buitres de segundo año, como ya he comentado en anteriores entradas, suelen estar vagando por extensas áreas buscando comida fácil. Por lo tanto, estos ejemplares suelen tener un alto gasto energético debido al desconocimiento del territorio y de las fuentes de alimento. Dicho de otra manera, son inexpertos. A esto hay que añadir que ante una comida, los jóvenes suelen quedarse rezagados, en los bordes, esperando que los adultos, dominantes, se sacien y les dejen un hueco.

Las peleas jerárquicas son habituales en presencia de comida.


No es de extrañar, por tanto que comiencen a mudar bastante tarde. De hecho, la extensión de la muda al final del invierno de su 2ac reflejará la situación que ha vivido el animal a lo largo del año. Algo que aún no ha empezado a usarse en estudios de ecología, pero que presenta grandes posibilidades.

En la siguiente imagen os muestro el primer plano de un ejemplar de segundo año (17 de mayo 2013). Observad que el pico sigue siendo completamente negro, el iris también y la gorgura muestra las plumas largas y marrones de juvenil. En este caso el cuello presenta los tintes típicos causados por la sangre, barro y demás elementos que tiñen los plumones. Este ejemplar aún no había comenzado a mudar las plumas de vuelo, pero en el dorso se puede ver que hay plumas más oscuras que otras. El plumaje ya no es monocormático, sino que comienza a ser arlequinado, contrastando las plumas marrón claras, juveniles, con las recien mudadas, marrón oscuras y brillantes.



En la imagen inferior os muestro otro ejemplar de segundo año. Fijaos que éste apenas presenta variación en las plumas del manto. Este ejemplar fue anillado en nido el 15 de mayo de 2012 en los Pirineos centrales franceses y le fotografié en Sopuerta, Bizkaia, junto a Imanol Gómez, el 28 de junio de 2013. Su conducta era muy tímida, costándole mucho entrar a comer entre el grupo de adultos.


Esta otra imagen muestra la cabeza de un ejemplar de 2ac el 13 de octubre de 2010. Fijaos que aún apenas ha cambiado nada con respecto a la foto de la cabeza de un ejemplar de 1ac. Sin embargo, si os fijais en la espalda vereís que presenta un arlequinado de colores producido por la mezcla de plumas lanceoladas, marrón claras, de pollo y las redondeadas, marrón oscuras mudadas. Además, el ala de este ejemplar presentaba ya una muda activa de primarias.


Pero, ¿cómo y cuándo comienzan la muda los buitres de segundo año? Como he comentado, la muda de las plumas del manto y vientre comienza en mayo aproximadamente. Sería como el precalentamiento antes del pistoletazo de salida. Ninguno de los ejemplares de 2ac que he manipulado había comenzado a mudar plumas de vuelo (primarias y secundarias) en abril. De hecho, el ejemplar más adelantado presentaba las PP1 creciendo a 1/5 el 11 de mayo.
Una gran mayoría de ejemplares empieza la muda con las PP1, aunque un porcentaje del 12,5% salta estas plumas y comienzan con las PP2. En la figura siguiente os muestro como mudaría el ala un ejemplar de 2ac en una temporada entera (mayo-diciembre). El color negro muestra las plumas detectadas mudadas en los ejemplares analizados y su extensión en la pluma (del dibujo) muestra el porcentaje de ejemplares que había mudado esa pluma. Por ejemplo, la P1 presenta un 12% de la superficie blanca, lo que quiere decir que un 12% de los buitres de 2ac analizados no habían mudado esa pluma. En cambio, la P5 apenas presenta un 20% de la pluma negra, lo que quiere decir que sólo 1 de cada 5 buitres consiguen llegar a mudar esa pluma en su primera muda. 




 

Hacia mediados del verano, cuando los buitres ya han mudado dos o tres primarias de cada ala, de forma simétrica, comienzan a mudar las secundarias. Normalmente comienzan con la S25 y le sigue la S24. En septiembre pueden seguir con otros tres o cuatro focos de muda (las flechas azules de la imagen de arriba muestra esos focos y como prosigue la muda). No obstante, como podeís ver, la cosa tiene mucha miga, puesto que el porcentaje de secundarias observadas ya mudadas es muy bajo. Esto se debe a que los buitres, en su primera muda, potencian el cambio de las primarias, moviendo los recursos energéticos hacia ellas, dejando, si acaso, las secundarias para el final del verano.

En la siguiente foto os muestro el ala izquierda de un ejemplar de 2ac capturado el 20 de agosto de 2005. Fijaos: 
  •  Las P1 y 2 son nuevas, mucho más anchas que las vecinas, y redondeadas. Hay que fijarse en el raquis negro, que contrasta con el raquis marrón de las viejas, así como en el borde de la pluma, sin flecos. De hecho, se observa que la P2 es más nueva que la P1. Además, presenta un hueco de la P3 que estaba tirada.
  • Las S5 y S9 están creciendo a 1/5, son más anchas que las secundarias vecians y la punta es redondeada.
  • Las S6 y S11 están recien tiradas.
  • Las cobertoras primarias de las P1-P3 están tiradas o ausentes. Va con cierto retraso, dado que las cobertoras priamrias se mudan de forma sincronizada con su respectiva primaria.
  • Lo mismo ocurre con las cobertoras mayores. Fijaos que hay huecos en las cobertoras en los mismos puntos en los que fatan o crecen las secundarias.
  • La flecha de arriba a la derecha muestra una cobertora mayor creciendo, redondita, mucho más ancha que las vecinas, y con un tinte beig rodeándola. Esta pluma anuncia la tirada de su respectiva secundaria.
  • El resto de las secundarias presentan el mismo tono de color y desgaste, además aún se puede ver la punta de lanza del patrón juvenil, aunque ya va muy desgastado.
  • Las primarias P4-P10 son también del mismo color y desgaste, así como sus cobertoras primarias.
  • Si miraís las cobertoras pequeñas, vereís que hay un gran porcentaje de plumas mudadas, redondeadas, oscuras, mientras que las de pollo son lanceoladas, raídas y claras.


En esta otra foto de abajo, tomada el 13 de octubre de 2010, se observa:
  • Este ejemplar va muy lento con las primarias, sólo ha mudado las tres primeras (la P3 está creciendo a 4/5).
  • Las cobertoras primarias CPP1-3 son nuevas, de patrón de adulto: más anchas y redondeadas que las de patrón juevnil.
  • La muda de las secundarias comenzó con su foco en la S25 y va hacia afuera.
  • Entre la S25 y la S16 presenta dos plumas crecidas, una a 4/5 y el resto tiradas. Esto no suele ser muy común, dado que no es normal huecos tan grandes y seguidos en las mudas.
  • La S3 está tirada y la S4 crecida, nueva, siendo este su segundo foco de avance de las secundarias.
  • Presenta un tercer foco en la S14, recién tirada.
  • Atentos con las cobertoras mayores de las secundarias mudadas, son redondeadas con el borde de la pluma de color beig y el centro negro.

De cuando en cuando se observan sucesos raros, ejemplares que superan con creces los valores medios. Por ejemplo, este ejemplar capturado el 13 de octubre de 2010. El ala izquierda, la de la foto, presentaba la P1 (la primara mudada) nueva, la P2 saltada (de pollo), las PP3-8 nuevas, mudadas rápidamente, la P9 creciendo a 4/5 y la P10 retenida. Asimismo, había mudado la S25 (primer foco), la S22 y la S19. La S15 la tenía a 2/5 (segundo foco) y la S1 estaba tirada (tercer foco).
Sin embargo, este mismo ejemplar mostraba una muda más normal en el ala derecha, de forma que tenía nuevas la P1 y la P2 y la P3 estaba creciendo a 4/5. No había tirado ni una sola secundaria del ala derecha.
No cabe duda de que este individuo tuvo que haber padecido algún problema hormonal, de estrés, accidente, etc., que derivase en ese proceso de muda alocado del ala izquierda.


Esta otra foto, tomada el 16 de septiembre de 2005 muestra un suceso extraño. Por la razón que fuese, este ejemplar había perdido a la vez las PP7-10 del ala izquierda y le estaban creciendo de forma simultánea. Este ejemplar volaba perfectamente, aunque el coste derivado del esfuerzo de volar con esa carencia de plumas debía ser elevado y le tenía que estar pasando factura.


Los ejemplares de segundo año suelen acabar de mudar a finales de noviembre, comienzos de diciembre. En estos siete meses mudan, por término medio, 7,3 primarias (desv.est = 1,6, rango 4-11) y 8,5 secundarias (desv.est. = 9, rango 0-20) considerando las dos alas. La muda es claramente simétrica (en torno al 95%).

Los ejemplares de segundo año aún tienen un largo camino por delante y deberán ir aprendiendo a  buscar recursos y a pelearse por un hueco en la jerarquía social. Mientras tanto, la muda irá avanzando y nos irá mostrando detalles de sus vivencias.






sábado, 9 de noviembre de 2013

BUITRE LEONADO: LA MUDA Y LA DETERMINACIÓN DE LA EDAD: PRIMER AÑO


Los pollos de buitre leonado saltan del nido entre mediados de julio y agosto. En sus primeros vuelos presentan un plumaje inmaculado, como el de la foto de arriba. Todas las plumas están nuevitas, brillantes, y lo que resulta más importante para entender mejor lo que vendrá en el futuro, son todas del mismo color, tono y desgaste, sin diferencias entre ellas.

En la siguiente foto se observa un ala de un buitre de primer año de calendario (1ac), el 16 de septiembre de 2005. Como he dicho antes, no se detectan cambios de color ni desgaste entre plumas. En este ala, a parte, hay que observar cinco puntos clave (flechas rosa): las secundarias están acabadas en punta de lanza. Ojo! pues tras la muda, las nuevas secundarias serán redondeadas y más anchas. Las cobertoras mayores presentan también un diseño de punta de lanza y son monocromáticas (las nuevas serán redondeadas y con un borde beig alrededor de toda la pluma). Las cobertoras primarias son, también lanceoladas, y más estrechas de lo que serán las futuras. Las Cobertoras medianas y menores son todas del mismo patrón, marrón claro, sin contrastes entre ellas, y tienen el patrón, ya clásico, de punta de lanza.



Otra vista dorsal de un ejemplar del 20 de agosto de 2005. Según la luz del momento y el sol que hayan tomado, se ve un desgaste diferencial entre una y otra foto. Asimsimo, en la punta de las cobertoras mayores se observa que el color es más pálido. Precisamente, esa palidez será la que de una cierta debilidad a la pluma, desgastándose más rápido por donde los tonos son más claros.


En la siguiente foto muestro, de forma más ampliada, el diseño de las cobertoras de un ejemplar de 1ac (primer año calendario).


Esta nueva foto muestra el ala, por debajo, de un ejemplar de 1ac en septiembre. Se repite lo dicho hasta ahora, pero nótese que las plumas son menos birllantes, más mates, por debajo que por el dorso. Esto habrá que tenerlo en cuenta en el futuro para detectar diferencias. Además, las infracobertoras mayores son oscuras, con un reborde claro, algo que se mantendrá en el futuro, pero en el caso de los de primer año, las plumas son más estrechas y pequeñas.


Por último, el color del pico, del iris y las plumas de la gorguera son criterios importantes para determinar la edad apoyándose de los patrones de muda. Tanto en la primera foto de arriba, como en esta, se observa que el cuello del buitre es blancuzco y el pico es completamente negro, lo mismo que el iris. Este en realidad es pardo oscuro, pero se ve negro. Importante! el color del pico y del iris irá variando paulatinamente con la edad. De momento, contrasta fuertemente y resulta muy fácil reconocer a un jovencito de 1ac entre medio de los bandos.
Además, como se ve en esta foto, las plumas de la gorguegra son largas, con el raquis blancuzco y el borde pardo. Estas plumas van a ir reemplazándose por otras, de diseño de adulto, que serán mucho más cortas, prácticamente la mitad de longitud, y serán blancas. El proceso de reemplazamiento completo de unas plumas, juveniles, por otras, adultas, viene a tardar 10 años. Hasta entonces, los buitres con plumas largas en la gorguera serán reconocibles y tendrán aspectos fenotípicos de subadultos.


En este, su primer año de calendario, los buitres no van a cambiar ni una sola pluma, salvo accidentes, enfermedades o situaciones raras y anecdóticas. Por lo tanto, llegarán al 31 de diciembre con su plumaje intacto, aunque en proceso de deterioro por el efecto del sol, la lluvia, el viento y, como no, el comportamiento brusco de los buitres a la hora de alimentarse.

BUITRE LEONADO: LA MUDA Y LA DETERMINACIÓN DE LA EDAD. INTRODUCCIÓN.


Durante los últimos quince años me he dedicado a ir documentando y comprendiendo un poco mejor el proceso de la muda en las aves rapaces y lo que conlleva. En anteriores entradas expliqué la muda del busardo ratonero, paso a paso, y ahora me centraré en el butre leonado. No obstante, habrá que tomarlo con tranquilidad, pues si la muda del ratonero es complicada, la del buitre leonado lo es aún más.

Para irnos metiendo en materia, es preciso tener muy claro que un ave del tamaño de un buitre no puede cambiar todas las plumas de vuelo en una temporada. Una primaria tarda, en promedio, unos 90 días en crecer por completo. La muda de cada primaria, secundaria y rectriz supone un gasto energético considerable que cada individuo debe costear como mejor pueda. Si no hay energía suficiente, no hay muda, y si al energía es escasa, la muda también lo será. De esta forma, se puede observar notables diferencias en la extensión de las mudas entre individuos, que puede ayudar a interpretar los acontecimientos biológicos que han determinado la situación de un plumaje.

Recientemente hemos publicado el artículo:

Zuberogoitia, I., De la Puente, J., Elorriaga, J., Alonso, R., Palomares, L.E. & Martínez, J.E. 2013. The flight feathers molt of Griffon Vultures Gyps fulvus and associated biological consequences. J Rapt Res., 47 (3): 292-303.
 http://www.researchgate.net/publication/256496331_The_flight_feather_molt_of_Griffon_Vulture_%28Gyps_fulvus%29_and_associated_biological_consequences

En este artículo mostramos el proceso de muda de la especie y como utilizarlo para determinar la edad de los buitres. En este blog, además, iré mostrando estos resultados, pasito a pasito con fotos que lo ilustren y explicaciones que permitan entender lo que ocurre.

Hace poco tiempo, a raíz de este artículo, me comentaron que alguien dudaba que se pudiera distinguir las plumas de un año de las del anterior. Claro, esto resulta difícil de entender para la gente que no maneja en mano a estas aves y no tiene la costumbre de prestar atención al plumaje. No obstante, en las siguientes entradas mostraré como resulta relativamente fácil diferenciar generaciones de plumas. Después, ¡la experiencia hace lo demás!






domingo, 27 de octubre de 2013

BUITRE LEONADO: MOVIMIENTOS DISPERSIVOS Y DE ALIMENTACIÓN

Recientemente hemos publicado un artículo sobre los movimientos de los buitres leonados basado en los registros de avistamientos de ejemplares marcados con anillas de color, en donde se puede profundizar más sobre el asunto que voy a tratar en esta entrada.



Ø      Zuberogoitia, I., González-Oreja, J.A., Martínez, J.E., Zabala, J., Gómez, I. & López-López, P. 2013. Foraging movements of Eurasian Griffon Vultures (Gyps fulvus): implications for supplementary feeding management. European J Wildl Res., 59: 421-429. DOI 10.1007/s10344-012-0687-2

http://www.researchgate.net/publication/233985537_Foraging_movements_of_Eurasian_griffonvultures_%28Gyps_fulvus%29_implications_forsupplementary_feeding_management


Tal como he venido explicando en las anteriores entradas, durante varios años estuvimos anillando buitres leonados en Bizkaia con anillas de color de lectura a distancia, como el 4PT de la foto de arriba. Además, fuimos desarrollando una serie de experimentos en los que hacíamos bajar a los buitres y, entre otras cosas, leíamos las anillas de todos los marcados. Asimismo, mientras realizábamos el seguimiento de las colonias de nidificación, prestábamos especial atención para detectar ejemplares marcados.
Por otro lado, una serie de personas estuvieron colaborando con nosotros enviándonos los datos de controles de forma regular desde puntos de Cantabria y Burgos, fundamentalmente.

En la siguiente figura se muestran, por un lado, las colonias de buitres leonados en el entorno de estudio (círculos grises para las colonias fuera de Bizkaia y triángulos para los colonias monitorizadas en Bizkaia) y, por otro lado, los puntos en los que se ha llevado a cabo observacioens de buitres marcados (estrellas negras). Ni que decir que faltan muchas de las colonias de Álava y de Cantabria, que se quedaban demasiado lejanas para nuestro trabajo y, por tanto, no las incluimos en este mapa.
En la figura se observa que la mayor parte de las "observaciones" se llevaron a cabo en el tercio occidental de Bizkaia (Las Encartaciones), con algunos otros puntos en el Parque Natural de Urkiola y en Sierra Salvada, Orduña. Además, en Burgos hay tres estrellas, dos entre Gayangos y Bercedo y una en Porquera de Butrón, donde Carlos Peña y Jose Angel Alonso fueron recopilando datos a lo largo del perdiodo de estudio, y en Cantabria se observan otras seis estrellas pertenecientes a puntos en donde se ha observado varias veces a los buitres alimentarse y se han reportado controles (p. ej. Joseto Irusta, Javi López Orruela, Angel Ruiz Elizalde, Alberto Rodrigo, entre otros). A estos puntos habría que añadir un sinfín de datos aislados repartidos por toda esta superficie de estudio.
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En total, la superficie estudiada abarcaba 10.614 km2, en donde se repartieron las 24 estaciones de control de buitres. Entre enero de 2005 y diciembre de 2011 (periodo acotado para este estudio) se realizaron 339 jornadas de observación en las que hubo datos positivos de controles de buitres anillados. Hubo muchas otras jornadas sin resultados, pero eso será motivo de un making off.

Durante este tiempo realizamos 765 controles de buitres anillados en Bizkaia y 288 controles de 60 ejemplares que, habiendo sido anillados en otras partes de la Península Ibérica, estaban utilizando las zonas de estudio.

En esta otra figura de abajo se observa la distribución de nuestros controles, así como los avistamientos de nuestros buitres en otras zonas fuera de nuestro área de estudio. Las estrellas son controles de buitres que habíamos anillado en el nido, siendo pollos, en Bizkaia, los triángulos son controles de subadultos anillados en Bizkaia, y los círculos son controles de adultos anillados en Bizkaia, así como de otros adultos anillados fuera, pero asentados en el área de estudio.

La Oficina de Anillamiento de Aranzadi, así como la de la EBD, nos proporcionaron gran cantidad de recuperaciones y datos de control, pero, sin duda alguna, este trabajo pudo realizarse gracias al envio de controles por parte de un buen montón de observadores (Alberto Benito, Carlos Rossi, Alfonso Godino, Marcos Zarraga, Eneko Diaz, Julio Ruiz, Ainara Azkona, Raúl Gómez, Pedro Abad, David González, Javier Cañadas, Juán Ramón Gómez, Jesús Marí Elosegi, Carmelo Fernández, Alvaro Camiña, Javier Elorriaga, Alejandro Onrubia, Felix Compaired, Jesúus Ojer, Mikel Olano, Gert Dahms, Helmut Eggers, Carlos Rodrigo, Luis Fajardo, Tomás Rodriguez, Gorka Burgos, Rodrigo Cerro, Javier Vásquez, Zigor Arteaga, Juan Manuel Pérez de Ana,  Phileppe Lécuyer, CRES de Martioda, de Bizkaia, de Burgos, AMUS y alguno más que me he podido dejar olvidado).



Entre los resultados obtenidos se muestra la dispersión de los buitres jóvenes por toda la geografía ibérica, así como un individuo loclaizado en Francia. En este periodo me mandaron la foto de un buitre con anilla de Aranzadi (no se veía el número completo, pero era de los nuestros) en Bélgica.
Esto, no obstante, no es nuevo, pues ya se sabía que los buitres jóvenes se dispersaban enormes distancias, cruzando varios cientos o miles de ellos el Estrecho de Gibraltar todos los años para vagar por el continente africano. No obstante, comprobamos que la edad media a la que regresaban de su largo periplo era de 3,23 años. Lo que quiere decir que los buitres jóvenes están sus primeros años de vida vagando por doquier en busca de alimento.

Una vez que regresan, los buitres jóvenes se asientan en las zonas natales, en el entorno de colonias de nidificación. No obstante, se comportan como subadultos. ¿Esto que queire decir? Que no están sujetos a una colonia de nidificación y que, por tanto, pueden moverse libremente, en función de la disponibilidad de alimento. Así vimos como estos subadultos solían alimentarse preferentemente en las zonas próximas a las colonias donde se habían instalado, pero no era raro encontrarlos en otros puntos alejados. Además, las visitas a otros puntos de alimentación situados a 60 km o más de distancia, eran regulares a lo largo del año, sin ninguna pauta concreta.

La cosa cambia con los ejemplares adultos, mayores de 10 años. Muchos de estos ya son reproductores y tienen un vínculo muy fuerte con la colonia de nidificación. Así, vimos que los buitres adultos apenas se mueven 30 km alrededor de las colonias de nidificación. Por ejemplo, los buitres adultos que se controlan en la zona de Encartaciones (oeste de Bizkaia) nunca se han observado en la zona de Sierra Salvada, ni en el Parque Natural de Urkiola (sur de Bizkaia), apenas tienen flujo con la zona de Gayangos y nunca se han observado en Porquera. De la misma forma, los buitres adultos de Porquera no han sido vistos en Bizkaia o Cantabria, ni siquiera en Gayangos. Fuera del periodo reproductor (en otoño principalmente) los adultos no están tan constreñidos al área de nidificación y es cuando se dan avistamientos en lugares lejanos y es el momento en el que hemos tenido controles cruzados entre Bizkaia, Cantabria y Gayangos.

Estos datos vienen a coincidir con los resultados obtenidos con transmisores satelitales. Por ejemplo, se pueden ver interesantes movimientos en: www.pirineosostenible.eu. Las diferencias entre uno y otro tabajo se basan en que en nuestro caso estudiamos un volumen importante de la población, obteniendo datos poblacionales, mientras que en el caso de los transmisores satelitales se obtienen datos de conducta de unos pocos individuos que pueden comportarse o no como el resto de la población. Ahora bien, ni que decir tiene que con los transmisores se obtiene una información infinitamente mejor de los movimientos de aquellos individuos marcados. Lo suyo sería marcar "muchos" ejempalres para obtener la pauta poblacional. Claro que en nuestro trabajo no ha habido ni un sólo euro de financiación y lo hemos podido ir haciendo con recursos propios, mientras que cada transmisor satelital cuesta en torno a 6000 euros, arriba o abajo.


Pero, ¿que implicaciones tiene todo esto? ¡Muchas! 
Para empezar, los puntos estables de alimentación suplementaria no sólo alimentan a las colonias de buitres cercanas, sino que atraen a los jóvenes divagantes, subadultos y adultos no reproductores, que buscan comida fácil. Por lo tanto, cuando los muladares funcionan de forma predecible, con mucho aporte de alimento, atraen a grandes cantidades de buitres, muchos de ellos subadultos.
Al cerrar los muladares y eliminar el alimento del campo, se dispersan los buitres jóvenes y subadultos en busca de otras zonas de alimentación, aunque estén a más de 1000 km de distancia. No osbtante, los adultos reproductores se mantienn en las colonias y sufren las consecuencias de las carencias, fracasando en la reproducción, y muriendo de hambre o enfermedad, etc. Esto supone un fracaso en las políticas de conservación de una región dada, pues pierden su potencial reproductor. Además, los buitres hambrientos, como hemos visto en la entrada anterior, adaptan su conducta para sobrevivir, incrementándose la frecuencia de conflictos con los ganaderos.

Hay muchas opiniones sobre que es lo que habría que hacer para "gestionar" correctamente las poblaciones de buitres. Yo, basándome en los datos de nuestro trabajo, pienso que para evitar conflictos con los ganaderos y las consecuencias de tales tensiones, deberíamos volver a las situaciones en las que se dejaban los cadáveres de ganado y ungulados salvajes en el campo y, en caso de llevarse a muladares, que no fuese de forma ritual, predecible en el tiempo y en el espacio. De esta forma, no se darían grandes concentraciones de buitres en una zona, se darían altibajos poblacionales de forma natural, en función de la disponibilidad de alimento, y no se darían hambrunas prolongadas que puedan afectar al comportamiento a medio plazo de la especie. En definitiva, los buitres volverían a la carrera de la selección natural, en donde los fuertes y mejor preparados sobreviven y los débiles perecen.

En otras regiones del Planeta se ha visto como poblaciones florecientes de buitres han caído en picado tras episodios catastróficos, siempre de la mano de los humanos, por lo que es preciso tener suma cautela en como se gestionan los recursos para evitar situaciones descontroladas. ¡Tarea nada fácil!









domingo, 20 de octubre de 2013

BUITRE LEONADO: ¿INTELIGENCIA?

ANTECEDENTES

La capacidad intelectual de las aves es un concepto largamente debatido y suficientemente probado. Yo creo que demostrar que las aves pueden pensar y mostrar cierta complejidad cognitiva puede ser una herramienta importante que nos ayude a empatizar con ellas, comprenderlas y respetarlas.
Durante la mitad del siglo XX los buitres sufrieron una espectacular persecución y regresión poblacional, mediada, entre otros, por el efecto del uso extendido de venenos. Con todo, la especie soportó el acoso y, tras la prohibición del veneno y la inclusión del buitre leonado como especie protegida y amenazada, comenzó la recuperación. Hoy en día todo el mundo conoce la impresionante recuperación de la especie. Sin embargo, en los primeros años de los 2000, apareció en escena la encefalopatía espongiforme bovina: une enfermedad provocada por los humanos en el ganado y que revertió en nosotros, causando serios problemas. Como consecuencia de ello, se tomaron medidas urgentes para controlar los posibles brotes de la enfermedad, su expansión y su posible contagio a los humanos. Los periodos de ejecución de las sucesivas Normativas variaron a lo largo de la Península Ibérca, pero en Bizkaia tuvieron un punto de inflexión en 2006, cuando se cerró el muladar de Karrantza (el único que había) y se tomaron medidas para retirar del campo los cadáveres de todo tipo de ungulado doméstico, antes siquiera que los buitres pudieran comenzar a alimentarse. 


 EL EXPERIMENTO

Como ya he explicado en anteriores entradas, en 2004 habíamos comenzado un estudio del comportamiento del buitre leonado. En este estudio recogíamos una serie de factores que nos parecían interesantes, entre los que se encontraban el tiempo de reacción (TR) y la distancia de huida (DH). El TR es el periodo que pasa desde que el alimento aparece en el campo hasta que el primer buitre se posa al lado y la DH es la distancia a la que los buitres se dejan acercar mientras comen, antes de huir.
En el año 2006, con la puesta en marcha de las medidas para eliminar cualquier resto orgánico procedente de ungulados domésticos (vacas, caballos, burros, ovejas, cabras, cerdos), pasamos de una situación de presencia irregular, pero notable, de alimento en el campo a una situación de hambruna sin precedentes. Esto nos brindó la oportunidad de estudiar los efectos sobre los buitres leonados en un diseño experimental que jamás habríamos podido desarrollar por motivos éticos, económicos y sociales.
Lo que hicimos, dado que no había comida en el campo y resultaba extremadamente complicado localizarla en el momento de su disponibilidad, era colocar nosotros mismos el alimento. Para ello solicitamos los permisos oportunos, y para que no hubiese ningún riesgo sanitario, utilizamos los restos de las carnicerías. Es decir, el género que se quedaba atrás y que no podía ser puesto en venta al público por temas de apariencia, caducidad, etc.
Para evitar que los buitres se acostumbrasen a nuestro procedimiento, alternamos los puntos de experimentación y, lo que era más importante, las personas que participaban en el ensayo.


LOS RESULTADOS

Cuando el muladar de Karrantza estaba activo, se contabilizaba en torno a 400 buitres que bajaban tan pronto como veían al camión de la comida acercarse. Esto se conoce como habituamiento y es un comportamiento por el que los animales actúan de forma regular ante el estímulo de la comida y la ausencia de amenazas. No obstante, la distancia de huida era de 250 m. Lo que quiere decir que los buitres no permitían que un extraño se acercase a menos de esa distancia.
Si la comida la colocábamos nosotros, los butres no bajaban hasta el día siguiente. Básicamente no se fiaban y debían asegurarse de la ausencia de riesgos. Estos periodos son los que se registran de forma natural.
Cuando se eliminó el alimento del campo, los buitres emepzaron a pasar mucha hambre, y en el periodo reproductor se tradujo en la muerte de una gran proporción de pollos. En los ensayos llevados a cabo vimos como el tamaño del bando descendió notablemente a una media de 107 buitres en el perido reprodcutor y 217 en otoño. ¡Las grandes concentraciones de buitres se habían diseminado!
Además, el TR durante el periodo reproductor descendió a 2,8 minutos. Lo que queire decir que en condiciones meteorológicas favorables, si se echaba la comida al suelo, cualqueir buitre que la avistase a varios km a la redonda acudía de forma inmediata y bajaba sin pensarlo. Asimismo, la DH se redujo a unos sorprendentes 30 m. Además, dado que las personas implicadas en el experimento rotaban, los buitres permitían el acercamiento a cualqueir persona, mientras comían rápidamente antes de emprender el vuelo.

Para más información se puede consultar:
Ø      Zuberogoitia, I., Martínez, J.E., Margalida, A., Gómez, I., Azkona, A. & Martínez, J.A. 2010. Reduced food availability induces behavioural changes in Griffon Vulture. Ornis Fennica, 87: 52-60.

http://www.researchgate.net/publication/228894051_Reduced_food_availability_induces_behavioural_changes_in_Griffon_Vulture_Gyps_fulvus

LAS CONSECUENCIAS

Además de los problemas asociados a la hambruna, surgió un problema aún mayor: la alarma social por ataques de buitres. La prensa comenzó a publicar regularmente noticias de ataques de buitres a ganado e, incluso, experiencias de personas que decían haber sigo acosados y atacados por buitres.
¿Que había detrás de todo esto? Una de las claves era el cambio de comportamiento del buitre leonado para sobrevivir. Debemos tener claro que los buitres son aves muy longevas, pudiendo pasar fácilmente los 30 años. No es de extrañar, por tanto, que posean recursos de supervivencia. En este caso, la ausencia de alimento en el campo obligó a los buitres a desequilibrar la balanza de la seguridad/atrevimiento. Así, los buitres debieron superar el umbral de atrevimiento y sus miedos más profundos, para poder alimentarse. 
En esta situación, cuando una vaca, oveja, etc. paría, los buitres bajaban de inmediato a alimentarse de la placenta. En caso de aborto, el neonato era consumido en cuestión de minutos, sin que el propietario supiese siquiera si había nacido vivo o muerto. Aunque, después, las declaraciones seguían el mismo patrón de ataque a animal vivo.
Esta situación se extendía a la muerte de un animal. Así, cualquier ungulado que muriese (por un mal parto, un accidente, debilidad, enfermedad, etc.) era detectado y consumido en cuestión de unos pocos minutos. Obviamente, el propietario lo había visto vivo y aunque no podía conocer el desenlace, siempre aseguraba que se trataba de un ataque.
En alqunas ocasiones se dió el ataque de reses aún vivas. Esto solía estar asociado a un mal parto, problemas en la matriz, etc., que provocaban, por un lado, la debilidad de la madre para defenderse y, por otro lado, la presencia de restos de sangre, placenta, etc. en la vagina de la res, que eran el objeto de los picotazos.
Obvaimente, estas situaciones caldearon los ánimos de los pastores. Algunos de ellos cargaron mediáticamente contra los buitres, otras cargaron de forma directa y otros lo vieron como una consecuencia de la situación y lo entendieron de forma natural.
Yo puedo decir que en los años que llevo estudiando los buitres, jamás he visto un ataque. Por el contrario, he visto bajar a los buitres a alimentarse de placentas y rebuscar entre la vaca y el ternero, sin prestar la mayor atención sobre ellos. También he visto a una oveja recién parida mochar a unos buitres y ahuyentarlos de su cordero, postrado al lado de la placenta.
En cuanto a los ataques a personas, como he documentado en el apartado anterior, los buitres aguantaban hasta una media de 30 m antes de abandonar la comida. De hecho, en alguna ocasión llegaron a resisitir hasta los 2 m. Cualquiera que viese esto, acostumbrados a ver como escapaban a más de 200 m, pensaría que los buitres se podían estar enfrentando. En situaciones límite los buitres se desplazaban alrededor corriendo, esperando a que el humano se fuese para avalanzarse de nuevo sobre la res muerta.

Lamentablemente, debido a la distancia, la oportunidad, etc., no pude obtener fotos en acción del ganado defendiendo a sus crías frente a los buitres, tal como he comentado, pero sirva esta imagen de ejemplo, en la que un búho real se vió sorprendido por un rebaño de vacas. En la foto se ve una vaca a punto de mochar al búho. Un momento después el búho estaba en el suelo y media docena de vacas lo pisotearon y mocharon sin descanso durante 10 minutos.


EL APRENDIZAJE

Tras aquellos experimentos, hemos continuado estudiando el comportamiento de los buitres para ver su evolución en este escenario de cambios en la disponibilidad de alimento y de humor de la sociedad. Lo que hemos visto nos ha ido dejando perplejos.
Durante los primeros años, el encargado de alimentar a los buitres era Imanol Gómez (policia bueno) y yo era uno de los que los atrapaba para marcarlos (policia malo). Vimos como los buitres se fueron acostumbrando a Imanol de igual manera que se acostumbraban al camión de comida.

En la siguiente foto está Imanol recogiendo los huesos y otros restos sin que los buitres se molesten en absoluto.
 


Hicimos varios experimentos, de forma que Imanol llegó a disfrazarse para ver si le reconocían y, efectivamente, no había disfraz que pudiera mantenerlo de incógnita.

Sin embargo, yo debía mantenerme muy al margen, dado que si me acercaba a menos de 100 m se volaban todos los buitres. Hicimos varias pruebas, metiéndome en el coche de Imanol y asomándome ligéramente, resultando siempre en la huida de los buitres. Lo probamos con otras personas. Si estas estaban con Imanol, las soportaban más o menos, siempre dentro de unos límites, pero si yo aparecía, volaban como si hubiesen visto al diablo.

Por lo tanto, una de las conclusiones es que los buitres son capaces de reconocer a las personas, a pesar del atuendo que lleven. Son, asimismo, capaces de fiarse de las personas que las ven como no amenaza, hasta niveles insospechados, y son capaces de aprender rápidamente.
Una vez que acabamos con el marcaje de buitres, decidimos dejarlos tranquilos, siguiendo con el estudio. En los meses después de no capturar ninguno más, los buitres empezaron a tolerarme, pero con resevas. Hoy, dos años después, pueod ir con Imanol y estar junto a él, a escasos metros de los buitres. No sin alguna mirada recelosa que otra, como el 4R2 de la foto, que me mira sin perderme de vista, sabiendo que unos años atrás lo capturé, lo anillé y estuve manoseándole para coger los datos que necesitaba.


NUESTRO APRENDIZAJE

Tras todos estos años estudiando los buitres hemos aprendido gran cantidad de cosas, pero lo seguro es que aún nos queda un mundo por descubrir. Nosotros seguimos desarrollando los estudios para poder resolver algunas de las incógnitas que existen. Aún seguiré con varias entradas más en este blog sobre otros resultados obtenidos y publicados.
Mi ética me hace plantearme si lo que hacemos está bien o mal: acostumbrar a los buitres a nuestra presencia. Por otro lado, muchos de los avances en el conocimiento de la especie los hemos conseguido así, lo que pdorá repercutir en un modelo de gestión y conservación adecuado, ¡espero! Lo que si está claro es que esto no se puede hacer sin las autorizaciones pertinentes y sin el consentimiento de la gente de la zona. En este sentido, en la zona de estudio existe buena relación con los vecinos y nnuca hemos tenido ningún roce. No obstante, en las primeras etapas si tuvimos problemas y hubo que desistir de muchas zonas de interés para evitar problemas con algunos pastores que no veían con buenos ojos que la gente pudier estar haciendo cosas de interés con los buitres, ni siquiera para tratar de encontrar soluciones para los "ataques".





 

sábado, 5 de octubre de 2013

BUITRE LEONADO: REPRODUCCIÓN

Los buitres leonados comienzan el celo y los preparativos del nido en invierno, en noviembre e incluso antes. No obstante, su inversión en cuanto al esfuerzo y el tiempo, se hace patente en diciembre y enero, cuando ambos adultos permanecen juntos durante casi todo el día, intercambiándose caricias, volando juntos, copulando y aportando material al nido.
En este perido los buitres pueden pasar largas horas en la pared, junto al nido, sin comer. Se entiende que es un compromiso entre la ingesta de energía y los problemas derivados de dejar sólo el nido y la pareja. Cuanto más tiempo cerca del nido, menos problemas de robos de material, o del propio nido, y reducen las probabilidades de cópulas extraparentales. Además, se afirman los lazos de pareja que serán de gran utilidad para los meses venideros.
A finales de diciembre ya se pueden ver algunos nidos con huevo, los menos, aumentando en enero y sobre todo en febrero. Los más tardíos pueden esperarse hasta primeros de marzo.
Nosotros valoramos el esfuerzo de muestreo y las posibilidades de localizar el máximo número de parejas echadas, de forma que comenzamos el seguimiento sistemático de los nidos en febrero. Lo que no quita para que en enero comencemos a revisar algunas parejas.
Normalmente nos colocamos a una distanica prudencial, a veces a más de 1 km, y con el telescopio revisamos todas las paredes de arriba a abajo. Permanecemos varias horas delante de cada pared de forma que podamos ver recambios de pareja (el macho o la hembra sustituyen al que estaba echado para compartir las labores de incubación) en aquellos nidos fuera del alcance de nuestra vista.
En la siguiente foto se muestra una de las paredes con varios nidos de buitre leonado. La foto esta sacada desde uno de los puntos desde el que revisamos los nidos.
 
 
Una vez detectados los nidos, se apuntan en ortofotos en las que tenemos identificados los nidos de años anteriores con un código relacionado con la base de datos y con las capas shp del GIS. Posteriormente, delante del ordenador, se pone al día todos los registros de forma sistemática.
En abril y mayo regresamos a revisar todos los nidos para ver los que siguen adelante, así como constatar algunas puestas tardías.
En junio realizamos el anillamiento de los pollos de algunos de los nidos, cuando los pollos ya están emplumados, termorregulan perfectamente, pero las plumas de vuelo aún tienen que crecer más de 10 cm.
En la foto se observa un pollo de buitre anillado en junio en el Parque Natural de Urkiola. Este pollo aún no tiene fuerza suficiente como para saltar, ni mucho menos capacidad para volar. Por lo que es el momento ideal para anillarlos sin correr ningún riesgo, salvo algún intento de picotazo (aunque aún no tienen fuerzo en el pico)
 

Como se puede contemplar en la siguiente foto, el manejo de los pollos no resulta, para nada, complicado.


 
Entre junio y julio realizamos el último repaso a todos los nidos, para ver cuales tienen el pollo grande, listo para volar, y por tanto, han tenido éxito en la reproducción. En este periodo se observa a los pollos totalmente emplumados, con su pico y ojos negros y el cuello blanco, haciendo ejercicios de vuelo.
Durante las primeras semanas de julio ya hay algún pollo adelantado que ha saltado del nido, pero lo normal es que comiencen a mediados de julio, y vayan saltando poco a poco y uniéndose a los bandos en busca de alimento.
Durante los primeros días se pueden ver grupitos de jóvenes posados en rocas y volando juntos, preparándose para lo que va a ser su gran periplo (Esto lo presentaré en una próxima entrada).
 
En la siguiente figura se muestan los datos de éxito reproductor de los buitres leonados en Bizkaia en los últimos años. Por un lado se muestran los nidos monitorizados con respecto al número de parejas que incian la reproducción. Hasta 2008 no seguíamos todos los nidos de Bizkaia, pero a partir de esa fecha aplicamos el protocolo descrito a absolutamente todos los nidos d ebuitre leonado de Bizkaia, de ahí que coincidan los círculos rojos con los triángulos azules. Por otro lado se muestra, en barras grises, el éxito reprodcutor, medido como el número de pollos que vuelan con respecto al número de parejas que inicia la reproducción.

 
 
Los resultados son bastante elocuentes. Si tomamos como referencia los datos a partir del año 2005, vemos que el éxito reproductor estaba en torno a 0,5-0,6 pollos/pareja que inicia, En 2007, como consecuencia de las medidas aplicadas para paliar el problema de las "vacas locas", el éxito se redujo considerablemente. Posteriormente fue recuperándose en torno a los niveles habituales, condicinados por factores climáticos, además de los alti-bajos en la disponibilidad de alimento.
Así, en 2012 y 2013 se han obtenido valores de 0,44 y 0,46 pollos/pareja que inicia, respectivamente. Estos valores por debajo de lo "habitual" estuvieron condicionados por las abundantes lluvias de invierno y primavera. De hecho, en estos dos últimos años hemos batido varios récords de cantidad de lluvia caída, lo que causó la pérdida de muchos, o casi todos, los nidos expuestos, y la muerte por debilitamiento y enfermedad de pollos de nidos no expuestos. Evidentemente, durante los interminables días de lluvia intensa, los adultos no pueden alimentarse, no pueden cebar a los pollos pequeños y, unido al frío y a la humedad relativa, tanto adultos como pollos se van debilitando, incrementándose las probabilidades de sufrir enfermedades por inmunodepresión. Estas enfermedades, como un mero resfriado, son las últimas causantes de la muerte de los pollos, si el hambre no lo ha hecho antes.
Aún con todo, casi la mitad de las parejas son capaces de superar las adeversidades y sacar adelante su pollo.
 



sábado, 21 de septiembre de 2013

BUITRE LEONADO. CAPTURANDO BUITRES II

La jaula para capturar buitres funciona muy bien si se cuenta con un lugar adecuado, protegido de comportamientos "incívicos". Esto no era posible, allá por los años 2006 y 2007, debido a una creciente atmósfera de malestar en el entorno rural por la presencia de los buitres, fruto de la probemática de la crisis de las vacas locas.
Por lo tanto, hicimos una trampa de suelo. Se trataba de un sistema de electroimanes que disparaba, activado por control remoto, una red de 8 x 8 m. En este caso debíamos colocar la red el mismo día del intento de captura, cebando después de su colocación. En plena crisis de falta de alimento en el campo por la retirada sistemática de cadáveres y el cierre de los muladares, el comportamiento de los buitres estaba cambiando (como mostraré en una próxima entrada), y si un año atrás resultaba impensable que te bajasen los buitres en cualquier lugar y sin cebarlos primero, en aquel momento ya contábamos que el hambre los iba a hacer bajar el mismo día que les colocásemos la comida.

En la siguiente imagen se observa a Imanol Gómez (ingeniero), retirando plásticos y otros restos no orgánicos de la carne (restos cárnicos procedentes de carnicerías para el consumo humano). Al lado ya estaba camuflada la red.


Como era de esparar, no tardaron en bajar los buitres, acercándose poco a poco, hasta que entraron a comer. Entonces disparamos la red y cogimos 16 ejemplares, pero para cuando llegamos al lugar, habían corrido debajo de la red y se habían escapado todos.


Volvimos a colocar todo y lo volvimos a intentar. Pero, en esta ocasión, Imanol se iba a acercar con cuidado para estar a una distancia suficientemente corta como para que no se escapasen los buitres de la red. La foto habla por si misma.


Disparamos y capturamos otros tantos, pero para cuando Imanol recorrió los escasos 20 m de distancia, todos habían volado.
Así que tuvimos que encargar una red nueva, con luz de malla más grande. Mientras esta llegaba lo intentamos en otros lugares colocando topes en la red, situándonos a pocos metros en un hide, etc. No cogimos ninguno.
Cuando llegó la red apropiada volvimos a intentarlo y esta vez sí. Sólo entró un buitre que capturamos y anillamos. Después capturamos otros dos, pero nos dimos cuenta que los buitres nos habían cogido el truco y no volvió a resultar. Por mucho que escondiésemos la red, los buitres sospechaban donde estaban y aunque bajaran, no tocaban la comida que estaba en el radio de acción de la trampa, pero si la que estaba en los bordes. ¡Sorprendente como aprenden! 

Por lo tanto, no nos quedaba otra que ingeniar otro método de captura. Así que ideamos un lazo disparado a control remoto. Al principio compramos un hilo de pescar peces grandes de 60 kg de resistencia. Colocamos el lazo, pusimos la comida y nos bajaron los buitres. Con el telescópio controlábamos que buitres entraban dentro del radio del lazo. Queríamos coger ejemplares adultos no anillados. Así que cuando uno de ellos entró, disparamos y lo cogimos. Mientras corríamos, el buitre echo a volar con el lazo en la pata. El lazo estaba atado a una goma de 8 m que reducía tensiones e impedía que el animal se hiciese daño. Aún así, el buitre partio el hilo de pescar como si fuese de mantequilla. Afortunadamente, los lazos que hacemos se abren si se deja de hacer presión, por lo que lo tuvo fácil para librarse del resto que le quedaba colgando en la pata.

Asombrados por lo que habíamos visto, cogimos el hilo y lo trenzamos con tres tiras. Pues bien, repetimos la operación y el buitre que cayò echo a volar como el otro y cuando se vio atrapado volvió la cabeza, dió un picotazo al hilo tensado y lo corto como si fuese de papel.

Visto que el sistema tampoco funcionaba, compramos un hilo de acero plastificado para pescar congrios. Este hilo lo unimos a la goma y ¡Eureka!. Funcionó perfectamente. Durante las siguientes semanas fuimos capturando buitres "a la carta", hasta que los buitres volvieron a aprender y empezaron a esquivar el sistema.

Ainara a punto de liberar un buitre recién marcado (al otro lado de la valla).


Por último, de forma totalmente casual, coloqué una serie de lazos (cable acerado + goma elástica) de forma caótica y resultó ser la forma más fácil de capturar buitres, sin que ellos se enterasen. De hecho, podíamos ir capturando buitres mientras los demás comían, incluso el capturado iba comiendo como si nada.

En la foto se observa un buitre marcado con el cable en la pata. Los buitres de alrededor ni siquiera se habían enterado que uno de ellos estaba ya atrapado. A decir verdad, él tampoco lo sabía.


Durante estos años hemos anillado más de 200 buitres utilizando un amplio abanico de métodos de captura, además de los ejemplares que ingresaban en el centro de recuperación de fauna silvestre de Bizkaia. El seguimiento estandarizado de estos ejemplares es lo que nos ha permitido desvelar una serie de incógnitas que iré presentando en las siguientes entradas.
Nunca hemos tenido que lamentar ningún daño a ningún buitre y ninguno de nosotros ha sufrido el más mínimo rasguño manejándolos, ni siquiera cuando capturábamos los ejemplares dentro de las jaula.